Cómo saber si una relación no es sana

30 señales de que una relación no funciona Hay maltrato. No te sientes amado o querido. No te sientes respetado. No te sientes libre. No te sientes valorado e importante para tu pareja. Hay infidelidad. Hay muchas cosas de tu pareja que te molestan mucho. Necesitas que tu pareja cambie.

Ambos tienen objetivos bien definidos

Ambos saben lo que quieren en la vida, tienen objetivos en común y saben cómo quieren alcanzarlos, y en el por otro lado, tienen logros en conjunto que fortalecen su relación.

La relación es fácil

Tú me amas, yo te amo y ya.

parejas

Son relaciones que fluyen sin demasiado esfuerzo, todo es sencillo, sin complicaciones ni historias ficticias del tipo «no podemos vivir juntos porque no puedo superar un trauma pasado», «no puedo vivir contigo o sin ti y te hago la vida imposible”, “ahora sí, ahora no”, “tienes que demostrarme tu amor para poder ser feliz y tener una relación”.

Por regla general, las relaciones tóxicas son complicadas, nada es simple, siempre hay algún problema que oscurece el cielo azul, por eso hay que evitar las relaciones que no fluyen.

RELACIÓN SALUDABLE

¿Qué es una relación sana?

No creas que una relación sana es sinónimo de una relación perfecta. Nada más lejos de la realidad. Todas las relaciones tienen sus defectos, sus debilidades y sus problemas. por la sencilla razón de que las personas tampoco son perfectas.

A diferencia de una relación tóxica, lo que caracteriza a una relación sana es que ambas partes de la pareja tienen la misma predisposición, la misma ilusión, la misma intención de entenderse y de entenderse y mejorar.

Pérdida de identidad personal

Muy relacionado con lo anterior, otro de los signos que denotan el deterioro de una relación corresponde a la pérdida de identidad personal. En este sentido, puede llegar un momento en el que sientas que ya no disfrutas de tu propio desarrollo personal o que no tienes tiempo para sentirte bien, haciendo algo que simplemente te gusta.

La pérdida de independencia te hace sentir inevitablemente apegado a lo que hace la otra persona ya sus gustos, independientemente de los tuyos, lo que también puede provocar una caída de la autoestima. El problema es mayor cuando, llegado el momento, piensas que «haber dejado de ser tú mismo» no ha servido para hacerte más feliz, ¡sino todo lo contrario!

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