Terapia de pareja
La vida en pareja es la opción mayoritariamente escogida por las personas adultas y la mantienen mientras valoran que obtienen más beneficios dentro de ésta que fuera. Si la percepción de la vida en pareja señala lo contrario, es habitual plantearse la separación o el divorcio, en muchos casos considerando en exclusiva aspectos emocionales.
Mejora de la vida en pareja
¿No sería interesante desarrollar habilidades y estrategias para mejorar la calidad de la vida en pareja antes de una ruptura? Muchas personas desarrollan estas habilidades de forma espontánea, pero en algunos casos, o bien estas habilidades no se desarrollan o son escasas, o momentos de crisis pueden limitar su utilidad. En estas situaciones, o en la previsión de que puedan aparecer, será de utilidad pedir ayuda a los profesionales especialistas en terapia de pareja.
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Ventajas de la vida en pareja
La opción de vivir en pareja tiene múltiples ventajas: desde el incremento de interacciones afectivas hasta compartir momentos de ocio o facilitar las relaciones sexuales, pasando por ventajas económicas como afrontar gastos entre los dos. Las investigaciones señalan que las personas que viven en pareja tienen un mejor ajuste psicológico, un mejor estado de salud y menos probabilidad de llevar a cabo conductas de riesgo. Por el contrario, cuando existen problemas importantes en la pareja, sus miembros pueden mostrar más frecuentemente malestar personal y síntomas depresivos.
Soluciones ante momentos difíciles
Hay que destacar la importancia que se da actualmente a los sentimientos, y en especial a la idea de enamoramiento o noviazgo en la formación y mantenimiento de la pareja. En consecuencia, puede ocurrir que cuando esta emoción cambia y se considera que el amor disminuye o desaparece, las parejas se plantean, como alternativa casi única, la separación o el divorcio. Sin embargo, esta opción no siempre es fácil, ya que los lazos establecidos en una relación de pareja y los condicionantes para tomar la decisión del divorcio o la ruptura, son más importantes que una respuesta emocional: quedarse solo, la presencia de hijos en la pareja, abandonar el hogar, cambios de vivienda, reestructuración de amistades, pérdida de solvencia económica, etc. Todo ello hace que muchas personas se pregunten si la única salida a sus problemas de pareja es la ruptura/divorcio y cada vez más personas consideran otras alternativas como tratar de solucionar o arreglar los problemas de pareja mediante terapia psicológica. Pero, ¿en qué consiste la terapia de pareja?
En qué consiste la terapia de pareja
Por terapia de pareja se entiende una forma de proceder para evaluar e intervenir en problemas de pareja con el fin de ayudar a ésta a mejorar su relación y disfrutar más de la vida familiar. Por eso, es cada vez mayor el número de parejas que deciden acudir a terapia de pareja, tanto entre aquellas que ya se han planteado la ruptura como en parejas funcionales que buscan resolver algún problema de pareja concreto que les crea malestar. Afortunadamente, cada día es mayor el número de parejas que consigue resultados positivos con la intervención psicológica tanto presencial como online.
Uno de los aspectos a trabajar dentro de la terapia de pareja son las habilidades de comunicación y negociación. Con frecuencia, a través de sutiles cambios en el lenguaje que usamos, tales como pedir las cosas de otra manera, referirse a la pareja con un tono más amable o hacer referencia a los afectos, se empieza a facilitar la comunicación y la confianza. Una vez completados estos ejercicios de comunicación, las habilidades de negociación serán cruciales para percibir una sensación de equidad dentro de la pareja, lo que implicará que ambas partes aprendan a tolerar y ceder ante el otro en determinadas ocasiones.
Otro de los aspectos que trabajamos los psicólogos de pareja dentro de la terapia de pareja son los problemas derivados de la sexualidad. Con independencia de las prácticas sexuales, las creencias y expectativas que se tengan sobre la sexualidad en la pareja, éstas determinarán en gran medida la calidad de la relación en general.
Las expectativas de una persona con respecto a lo que debe ser una relación de pareja van a influir de forma decisiva en cómo se actúa y cómo se percibe la calidad de ésta. Expectativas idealizadas o exageradas contribuirán al deterioro de la relación. Ajustar las expectativas es imprescindible dentro de la terapia de pareja. Si las expectativas se ven defraudadas es frecuente que se generen sentimientos de insatisfacción y frustración que desembocan en ruptura o divorcio.
La calidad de los vínculos afectivos es determinante para una buena relación de pareja. Dentro de esta consideración podemos destacar conductas específicas y fáciles de trabajar dentro de la terapia de pareja: una comunicación cálida, un intercambio de estímulos agradables, búsqueda y disfrute de situaciones de intimidad y sexualidad, etc. Es muy importante saber transmitir estos afectos ya que, aunque suelen estar presentes en la mayoría de relaciones de pareja, tenerlos y saber comunicarlos son dos cosas muy diferentes, El amor, la alegría, el cariño o la satisfacción en ocasiones se dan por supuestos y se obvia su manifestación a causa de la normalización y la rutina. Cuando hacemos terapia de pareja los psicólogos destacamos tanto las manifestaciones de afecto positivo como de afectos negativos:
Manifestación de afectos positivos:
- Gestos de cariño y aprecio.
- Apoyo emocional empatía.
- Verbalizaciones reconociendo la valía y habilidades de la pareja.
- Compartir sentimientos.
- Rememorar momentos agradables compartidos.
- Aconsejar y dejarse aconsejar
- Respetar el derecho a equivocarse y aprender de los errores.
- Reconocer las cosas buenas de la pareja.
- Críticas reiteradas
- Desprecio
- Indiferencia
- Actitud defensiva
Objetivos de la terapia de pareja
Teniendo en cuenta las aportaciones anteriores podemos concluir con los objetivos principales que plantea la terapia psicológica en problemas de pareja: motivar y preparar a la pareja para el cambio, establecer objetivos terapéuticos comunes, resolver los problemas individuales, mejorar el clima emocional mediante el intercambio de refuerzos, fomentar el cambio cognitivo y eliminar sesgos y creencias irracionales, mejorar las habilidades de comunicación, dotar de habilidades de afrontamiento eficaces, conseguir una adecuada regulación emocional, mejorar la sexualidad y prevenir futuros problemas de pareja así como aprender a afrontarlos si aparecen.
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